Nuestra Razón de Ser

DEMiSDETi.
Hay personas que hacen historia, famosas, importantes, reconocidas públicamente por una cosa u otra. El evento o el acto que coloca a esa(s) persona(s) en tal pedestal puede ser negativo o positivo, para simplificar las cosas. Sidarta Gautuma, Mahatma Gandhi, Osama bin Laden, George Bush, Eva Perón, Jesús de Nazareth, Napoleón, Adolfo Hitler, Albert Einstein, Thomas Edison, Madre Teresa de Cálcuta, Charlie Chaplin, Lucille Ball,... la lista es casi infinita. Todas estas personas tienen en común, sin duda alguna: fama, y posiblemente, fortuna (que no necesariamente significa riqueza).
Algunos de estos persona(jes) famosos han servido de modelo(s) para otros, que sueñan con alcanzar algo o ser alguien, en la vida. Por alguna razón, que es innecesario revisar ahora, tenemos la impresión... (meditemos por unos segundos en este término im-presión)... de que debemos de hacer algo similar para tener una vida significativa, trascendente, con la fama y la fortuna pertinente.
Lo que vamos a puntualizar hoy es un tema extenso, complejo y profundo, pero si logramos asimilar el concepto principal, comprenderlo, nuestras vidas pueden girar 180 grados, adquiriendo un significado casi mágico.  Nos encanta la magia porque nos hipnotiza y nos lleva hasta el Infinito en las alas de la Imaginación.
Y es precisamente lo que vamos a utilizar, nuestra imaginación, para comprender este concepto. Vamos a observar el cuerpo humano como un universo, conformado por miles de millones de células que, a la vez, conforman los diferentes órganos [el más grande de todos? La piel!] que lo componen (al cuerpo humano) y cuyo funcionamiento, individual y en conjunto, sostiene la vida.
Cada célula tiene una función independiente, y de la misma importancia, que los miles de millones restantes. Cada célula sabe lo que tiene que hacer, sin preguntarse si lo que hace es importante para la vida o no, porque "sabe" que, si deja de hacer, o ser, para lo cual fue creada, el sistema (para el cual trabaja) puede colapsar.  Tampoco cuestiona la función o el funcionamiento de la otra célula que está justo a su lado, o al otro extremo del cuerpo humano, porque sabe que nada cambiaría si así lo hiciera. Cada célula se centra, con-centra, y se dedica a SER (para lo que fué creada).
En esta actitud, y al únisono, los órganos funcionan a la perfección. Cada una de las células que lo componen trabajan -de nuevo- individual y conjuntamente, para llevar a cabo la función que le corresponde. El corazón no cuestiona la importancia de su función corporal con referencia a la del cerebro. Las manos no se comparan con los pies. Los ojos o los oídos con los restantes órganos de los sentidos. Todos trabajan en comunidad (común + unidad) para que el ser humano viva. Ni siquiera para ellos mismos "vivir", sino para que alguien más, nosotros, lo hagamos.
Y ese es el más transcendente propósito de vida: SER. Cada ser humano tiene una función, un destino si resulta más fácil así captar la idea, sin necesariamente implicar reconocimiento público por ello. Cada uno de nosotros tiene un universo propio que sostener. Cada día debemos ejecutar nuestra "función" para garantizar la vida del planeta Tierra, nuestro "cuerpo universal". Nada tiene que ver con fama, fortuna o riqueza, sino con el hecho de que estamos o somos por algo, que aunque no recordemos exactamente lo que es, es universalmente esencial.
Si alguno de nosotros siente que su vida está vacía, que carece de significado o sentido, que no hay porque seguir viviendo, recuerde que si está vivo, tiene un propósito, tácito o implícito, para ello. De lo contrario, sencillamente no estaría vivo. Sabemos que es díficil, sino imposible, para muchos saberlo (ese propósito), recordarlo, estar conscientes de cuál es, pero les aseguramos que es.
Teniendo en cuenta la ignorancia o desconocimiento que experimentamos la mayoría de nosotros en cuanto a nuestra razón de SER, recomendamos que cada día, cada mañana, símbolicamente nos ofrezcamos como voluntarios para contribuir con la Causa Universal. Sí, son términos muy vagos, pero abarcan todas las posibilidades, desde amamantar a un hijo hasta ser delegado de la Paz Mundial. Desde echarle agua a una planta hasta rescatar un animal en peligro de extinción. Desde ser un pordiosero hasta ser un candidato al Premio Nobel. Desde un barrendero a ser un presidente.
Que sea el agradecimiento el motor de arranque, sin saber exactamente de qué o por qué, cada día. Talvez simplemente el agradecimiento de tener la oportunidad, aquí y ahora, de comenzar a vivir el primer instante del resto de nuestras vidas, tal y como lo habíamos soñado.
NAMASTE.