Por Favor, Pase Adelante!

Bienvenidos al Hospital Para El Alma!

Hoy en día, la mayoría de nosotros los seres humanos buscamos perseveranteMENTE en fuentes externas las respuestas a tantas preguntas existenciales que revolotean en nuestras MENTEs, cuando esas respuestas sólo podemos encontrarlas en nuestro propio universo interior.

La mayoría son preguntas de vital transcendencia para cada uno individualMENTE, y cuyas respuestas definen, en mayor o menor grado, qué tan satisfechos nos sentimos de vivir. Las respuestas que encontramos, o hemos encontrado a nuestro paso, pertenecen a otros que sencillaMENTE se atrevieron a expresarlas públicaMENTE.

En el Hospital Para El Alma encontrarás pautas y/o consejos para ayudarte en la búsqueda de TU Verdad. Te invitamos a pasar; a sentarte tranquilaMENTE en el lugar que prefieras, y leer lo que se ha escrito, con el propósito de que finalMENTE la encuentres.

DEMiSDETi (Dios En Mi Saluda Dios En Ti).

Sunday, May 13, 2012

UN DIVINO EJEMPLO DE MATERNIDAD

Hoy, segundo domingo de Mayo, se celebra el Dia de las Madres en los Estados Unidos. En Mexico, El Salvador y otros paises de SurAmerica lo celebran cada 10 de Mayo. En mi pais natal, Republica Dominicana, lo hacemos el ultimo Domingo de este mismo mes (Mayo). La importancia de este dia, que como ya hemos notado, puede variar de un pais a otro, es la unificacion de las energias que se manifiestan como Amor y Gratitud hacia nuestras madres. Hoy, por ejemplo, todos aqui en USA estamos vibrando emocionalmente en Gratitud y Amor hacia la mujer que nos dio la vida: MamA!
QuE mujer tan especial! No importa cOmo es la relacion con ellla, siempre resulta agradable saber que la podemos llamar, abrazar, refugiarnos en su presencia, inclusive discutir con ella. Como madre que soy, y para lo cual entiendo que no naci, enfrento mis desafios, y todavia hoy, despues de casi 20 a~os de ser madre, me pregunto si lo he hecho o lo hago bien. Las respuestas a mis preguntas de maternidad las encontrE un dia mientras recordaba y meditaba acerca de la vida de una de las madres mAs valientes que ha conocido la humanidad: Maria, la madre de Jesus de Nazaret. Estoy lejos de ser una mujer bendita como ella, y es precisamente lo que me llevo a mirarme en su espejo. Aquella mujer, casi perfecta, nada pudo hacer para impedir que su hijo amado viviera lo que TENIA que vivir.
Ella acompa~O a su hijo, tantas veces como le fue posible, a pesar de que era perseguido por la justicia de aquella epoca. Ella sufriO silenciosamente las decisiones que su hijo tomaba, pues como ciudadana ejemplar que era, entendia que su hijo estaba revolucionando el mundo, y no podia impedirlo.
Recordemos que Maria comenzO a "sufrir" desde su concepciOn. QuedO embarazada por Obra y Gracia del Espiritu Santo. Imagino que hubo el/la se~alaba con el dedo, o murmuraba a sus espaldas acerca de ese ni~o que "sabrA Dios quien es el padre". La angustia que pasO cuando Jesus se le perdiO entre tanta gente, a los 12 a~os, y las angustias que ignoramos porque simplemente no fueron escritas para la posteridad.
Y aun asi, con todo y todo, Maria estuvo al lado de su hijo hasta el ultimo momento. Lo vio sufrir, agonizar y morir, incapaz de hacer algo, pensando talvez que, despues de todo, que su hijo se lo buscO, por ser tan rebelde, tan empecinado, por defender sus creencias, yendo en contra de lo establecido. "Si tan solo hubiera sido un hombre como cualquier otro", imagino que era una de los pensamientos que pasaron por su mente de madre.
Muchas de nosotras, madres, pensamos igual que la se~ora Maria. Muchas de nosotras nos preguntamos si hay algo que podemos hacer para cambiar el curso de la vida de nuestros hijos, o cambiar sus maneras de pensar o de ser. Todavia peor, en ocasiones pensamos que somos responsables de que ellos sean como son porque hicimos o dejamos de hacer algo. Habra pensando Maria lo mismo? Y si asi fuera, cual habra sido su propia respuesta?
Madres, esta es mi conclusion. Nuestra mision como madres es amar incondicionalmente a nuestros hijos, tal y como Dios nos ama. No es cuestionar a nuestros hijos, mas bien estar ahi cuando sea necesario, aun estemos en desacuerdo, aun creamos que ellos mismos se han buscado sus problemas, porque nadie, absolutamente nadie, los ama, como nosotras, sus madres. Al fin y al cabo, en nuestros momentos mas, pero mas dificiles, el 99% de nosotros exclama: "Ay, Dios Mio", "Ay, mi madre!".