Cuando leemos esta sentencia en los Evangelios de Mateo (13:12), Marcos (4:25) y Lucas (8:18), en los tres!, toda duda en relación con lo que aquí se declara queda invalidada porque es sabido que hay pasajes bíblicos que se encuentran solamente en uno de los Evangelios o, si se encuentran en dos o tres de los cuatro, como en este caso, los detalles narrativos pueden variar. Es precisamente por esta razón que esta rotunda declaración del Maestro Yeshua (Jesús, en español) tiene que ser analizada detenidamente.
Cómo es eso de que al que más tiene, más se le dará, y al que (sólo) tiene, aún lo que tiene le será quitado? “Cómo es posible, Maestro?!” “Esto carece absolutamente de sentido!”, la gran mayoría exclamará. En Mateo 13:10, los apósteles le preguntan al Maestro porqué le hablaba a la mayoría de la gente en parábolas. Esta es una pregunta clave para explicar el método de enseñanza del Maestro Yeshua. La razón por la cual el Maestro utilizaba parábolas es similar a la razón de porqué se utilizan fábulas y caricaturas para enseñar a los niños.
Decimos con frecuencia que cada cabeza es un mundo y, efectivamente, esto es así. Esto quiere decir que cada quien piensa, siente, y actúa en base a las experiencias que ha vivido. Un ejemplo muy drástico para esta afirmación es cómo hablarían del mismo inciendo el bombero que acudió al rescate, y el rescatado del fuego. Un mismo suceso, dos perspectivas diferentes, dos cabezas, dos mundos. Podemos incluir en este ejemplo a los observadores del suceso: la que estaba en la esquina, el que estaba al cruzar la calle, la vecina de al lado, el vecino de atrás, etc. Todos tendrán su versión de los hechos, cada uno de acuerdo a sus experiencias previas, y desde dónde observaron el incendio.
Por eso el Maestro Yeshua hablaba en parábolas, para que aquellos que tuvieran oídos para oir, oyeran. También esta declaración merece una interpretación. Volviendo a los refranes populares, citamos éste que afirma que “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. Cuando una persona carece de la evolución espiritual requerida para la comprensión de la Verdad que libera, es como el que no tiene oídos para oir o como el que no quiere darse cuenta de las cosas tal y como un ciego no puede ver. Volvamos al punto central de esta Nota.
El Maestro Yeshua declaró aquí la Ley Universal de la Atracción. Cuando una ley es universal se cumple irremediablemente porque es inmutable, sin excepciones de ningún tipo, y se le aplica a todo el vivo. Como cada cabeza es un mundo, y cada quien es libre de pensar, sentir y actuar como le parece, esta Ley Universal es maravillosamente justa. Veamos porqué.
Generalizando, toda alma encarnada tiene un cúmulo de experiencias que trae consigo cada vez que encarna. Esas experiencias determinan las características predominantes de esa alma, que es lo que llamamos comunmente la personalidad. Con cada encarnación, el alma adquiere más experiencias que, al final de la jornada, la llevarán de regreso a la Fuente Creadora Universal, o a Dios, para facilitar la idea. Es así cómo el alma evoluciona.
Los pensamientos, los sentimientos y las acciones de una persona, que no es más que un alma encarnada, derivan o son el resultado de las experiencias vividas. Si un alma viene a aprender sobre la riqueza material, pero sus experiencias de vidas anteriores resultaron de experimentar la pobreza, le resultará muy díficil disfrutar de la riqueza que vino a aprender, por la “pobreza” que ya aprendió. Lo mismo resulta si volteamos la tortilla.
Lo que un alma tiene son sus pensamientos, sus sentimientos, y sus acciones que se traducen en experiencias. Cada alma recibirá de acuerdo a todo lo anterior, además de que lo recibirá multiplicado “setenta veces siete”. “Porque a quién tiene (el alma) se le dará (según sus pensamientos, sentimientos y acciones) y le sobrará. Ahora, consideremos la otra cara de la moneda.
El alma cuyas experiencias sólo le hablan de escasez, tiene poco porque así piensa, siente, y actúa; por lo tanto, quedará sin nada eventualmente. Estadísticamente, los personas que se consideran pobres y se sacan el premio mayor de la lotería disfrutan de su “suerte” por un tiempo finito, regresando a su estado de pobreza tarde o temprano, porque hasta ese momento sólo sabe de carencia, y aún no aprende a experimentar y manifestar abundancia material. “Pero a quien no tiene, aún lo que tiene, se le quitará (setenta veces siete)”.
Cómo podemos transformarnos de manera tal de que tengamos, y recibamos más hasta que nos sobre? Básicamente, transformando nuestros pensamientos, sentimientos y actuando acorde con nuestro nueva conciencia Yo Soy. Puede encontrarse en la red vasta información sobre el tema de la transformación personal, la evolución del alma, el karma, las Leyes Universales, y mucho más. Un@ debe comenzar por observarse a sí mism@ para determinar qué y cómo debe transformarse. Luego, incorporar al diario vivir prácticas simples que le transformen de adentro para afuera (al revés no funciona). Entonces, la Ley de la Atracción se pondrá de manifiesto dando(le) más de lo que ya se ha transformado hasta el punto de que (le) sobre.
“... y pónedme así a prueba, dice Dios (tu consciencia) si no les abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”- Malaquias 3:10
Arivle, un alma encarnada.
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