DEMiSDETi
(Dios En Mi Saluda Dios En Ti)
En los últimos meses he estado meditando concienzudamente acerca de la
trascendencia de las palabras. Las palabras son sonidos que emitimos. Sonidos…
Mentalmente me trasporté al principio de los tiempos, al comienzo mismo de la
civilización, y traté de imaginar cómo el hombre se comunicaba en aquella época.
Imaginé que lo hacia emitiendo sonidos y señales. También imaginé que la intensidad o duración de
esos sonidos y/o señales determinaba la gravedad del caso. Estamos hablando de expresar
propiamente todas las emociones que podían experimentar aquellos hombres:
miedo, hambre, soledad, tristeza, agonía, dolor, satisfacción, angustia, alegría,
cansancio, entusiasmo, energía, etc. Sonidos
singulares, combinados con emociones, eran su “lenguaje”, y creo que aquí empezó
la importancia, la trascendencia, de "hablar "precisa y correctamente. Un mensaje
incorrecto y se perdía la guerra!
Es sabido que el sonido tiene propiedades como frecuencia y vibración, por
mencionar dos. Qué es la voz, o mejor dicho, cómo se produce? A voluntad, el
aire que respiramos regresa hacia afuera, por la laringe, tocando las cuerdas
vocales, produciendo sonidos que llamamos palabras. Estas palabras expresan lo
que sentimos y lo que pensamos, y dependiendo del énfasis, de la intensidad, que
ponemos en ellas, transmitimos un determinado mensaje, más o menos efectivamente.
Es por eso que debemos cuidar lo que hablamos. Es por eso también que las
palabras tienen su propia energía. Es por lo mismo que cuando alguien pronuncia
una palabra, sin decir nada mas, una
imagen que se relaciona con la misma, aparece casi simultáneamente, en la mente
del oyente. De hecho, la prueba psicoanalítica de Rorschach se basa en este concepto,
pero a la inversa: se muestra una imagen, y el observador (paciente) expresa lo
que cree esa imagen representa. Digo “Amor”, que piensas? Digo “Guerra”… que
piensas? Digo “Paz”… y ahora? “Éxito”? “Infancia”? “Hambre”? Creo que si estas
palabras se pronunciaran frente a un grupo de personas, casi todas proyectarían
esencialmente la misma imagen, si sus pensamientos pudieran plasmarse en una
pantalla.
Es importante resaltar que cada individuo imagina de acuerdo a las
experiencias vividas. Por ejemplo, si un vagabundo oye la palabra “comida”, quizás
solo piense en ese pedazo de pan o ese vaso de leche que le calmara el hambre. Mientras
que, una persona que está acostumbrada a comer todos los días, pensara en su
plato favorito. Puedo imaginar, de
vuelta al principio de la civilización, cómo alguien que había sido atacado por
algún animal salvaje, reaccionaba aterrorizado, al escuchar el sonido que caracterizaba
a ese animal; mientras que otro individuo que había tenido éxito cazando el
mismo animal, al escuchar ese mismo sonido, podría sentirse poderoso, y hasta
motivado a intentarlo de nuevo.
Cuando uno se da cuenta de la trascendencia, de la importancia, de las
cosas -de cualquier cosa!- uno las toma en serio, y ya no actúa mecánicamente,
sino conscientemente. Y esta es la razón de este artículo. Creo que la mayoría de
los seres humanos hemos oído hablar del poder de la palabra, de cuidar lo que
se dice, de que una palabra puede herir mas que un golpe, pero no han hecho
consciencia al respecto. Las palabras no son meros sonidos; me atrevería a
decir que tienen “vida”, y son poderosísimas.
Estamos pasando por una etapa de transición única e inigualable. Cada
gesto, cada acción, cada palabra es significativo, esta contribuyendo a que esa
transición se lleve a cabo más efectivamente, y con el mínimo de efectos
secundarios, por llamarlo de alguna manera. Estamos cerca de darle la
bienvenida al tan esperado año 2012, entonces, por qué no hacerlo con
consciencia? Por qué no comenzarlo cuidando lo que decimos, no solo porque
podemos herir alguien, o por evitar el dar una mensaje equivocado a quien nos
escucha, sino porque que lo que decimos, como tiene vibración y frecuencia, atraerá
a sus iguales, afectándonos amplificadamente?
En otras palabras, por que hablar de Odio, cuando podemos hablar de Amor? Por
qué hablar de Guerra cuando podemos acerca de la Paz? Por qué de Escasez,
cuando podemos hablar de Abundancia? En el peor de los casos, podemos
callar. Alguna vez has observado como
hay partículas que se adhieren a tu ropa, o a tu pelo, sin ninguna de las
partes ser inherentemente magnéticas, entiéndase ni tú ni la partícula ser
imanes? Es exactamente lo que ocurre con las palabras que decimos que,
nuevamente, son sonidos que emitimos. Atraen sus iguales, los sonidos que
tienen similar vibración y frecuencia, y se van haciendo más potentes, más intensos,
tal y como una bola de nieve crece y crece cuando se desliza en descenso por
una montaña.
Cuando hablo de carencias, ese sentimiento impregnado en mis palabras, esa
tonalidad con la que hablo, la fuerza de mi expresión, se traslada a través del
aire, en la atmosfera, como sonido que es, unificándose a sonidos de similares características
para, eventualmente, transmitir su mensaje. Vamos a tratar de ejemplificarlo de
esta manera: estamos visitando un amigo en el hospital, que acaba de ser operado.
Causalmente (no, no es un error tipográfico), hemos estado en la misma situación,
y en vez de hablar de cómo nos recuperamos sin mayores inconvenientes,
comenzamos hablar de lo complicado de la cirugía, del descuido de cierta
enfermera, de lo desagradable que resultó el proceso de recuperación, etc. Cómo
crees que se sentirá el amigo, el paciente? No solo por lo que decimos en ese
mismo momento, sino porque estamos en un hospital, donde la mayoría de las
personas están convalecientes, y donde posiblemente se hayan hechos comentarios
muy similares al nuestro. Probablemente, el paciente se sienta abrumado o
preocupado. Tus comentarios, unidos a todos los comentarios similares, hechos
no solo en ese el hospital, sino en todos los hospitales alrededor del mundo, se
unifican, se refuerzan unos con otros, y el sentimiento de restablecimiento de
la salud se afecta, es socavado. El que no veamos como esto ocurre, no quiere
decir que no ocurre. No vemos como viajan las señales digitales, pero estamos
seguros de que nuestro equipo LCD las captara cuando lo encendamos.
Moraleja: cuida lo que dices, para tu bien y el bien de todas las personas
con las cuales te relacionas. Esto que acabo de explicar es solo otro enfoque
del poder de la palabra, y otra aplicación de la Ley de Atracción. Lo que dices
tiene “vida”, y es causa de mucho de lo que experimentas después, como
consecuencia de ello.
Personalmente, practico el silencio, el silencio del sabio. Hace tiempo me
di cuenta de que la razón por la cual tenemos dos oídos y solo una boca, es
para que escucháramos más, y habláramos menos. También, los invito a recitar
mantras. Los mantras son sonidos especiales, originalmente en el antiguo
lenguaje sanscrito, que encierran una energía poderosa y efectivísima.
Lo que aquí hablo es viejo bajo el
sol. Quizás, sola la forma en que lo digo resulte nueva. Espero que lean esto
antes del comienzo del nuevo año 2012, para que lo reciban con esta consciencia,
y de ahí en adelante no decir ni una palabra en vano! NAMASTE.